La dieta mediterránea tiene otra potente arma para luchar contra la enfermedad: el tomate.Los expertos relacionan uno de sus componentes, el licopeno, con la prevención de diversas patologías como el cáncer de pulmón y de próstata, los tumores en el tracto digestivo, la arteriosclerosis y los ataques cardiacos.
Diversas investigaciones llevadas a cabo para probar los beneficios de los antioxidantes (como la vitamina E y el betacaroteno, entre otros) han desvelado que el licopeno, elemento de la familia de los carotenoides que le da al tomate su característico color rojo, es un antioxidante mucho más poderoso que sus primos más conocidos.
Al contrario de lo que ocurre con muchas otras frutas y verduras, que conservan mejor sus propiedades si se consumen crudas, el tomate debe estar cocinado para aprovechar todo el licopeno que contiene. El calor que se desprende en el proceso de cocción favorece la liberación del carotenoide desde la pared celular del tomate. De esta manera, las salsas de tomate o sus derivados (como el ketchup) cocinados o sometidos a cualquier proceso de calor, aumentan las concentraciones de licopeno. La elaboración del Ketchup es una combinación magistral de concentrado de tomate, azúcar, vinagre y especias.
Compendio de los estudios que lo demuestran:
Más de 28 ensayos clínicos avalan al licopeno como un aliado contra el cáncer.Estos son algunos de los estudios más relevantes publicados hasta el momento que relacionan el consumo de licopeno a partir de derivados de tomate con una reducción en la incidencia de cáncer: